¿Abismo o vista al mar?


Los últimos casos de corrupción, en el gobierno de turno, son cosecuencias de nuestra somnolienta vigilancia ciudadana. Hemos estado confundidos entre noticias amarillistas y violencia gratuita. ¿Que Don Bieto no pudo con su genio burrero y se fue al hipódromo? ¡No! Primero leemos cómo fueron las muertes de Alicia Delgado y Marco Antonio, una y otra vez hasta saciar nuestra morbosidad tan limeña. Quizás, en algún momento de la corruptela aprista, alguna noticia nos despierte de nuestra quimera. Ya pasó en algún momento de nuestra historia con Túpac Amaru II y su rebelión contra los españoles, la cual tan sólo fue una respuesta del acaudalado ciudadano al ver truncado sus negocios. No esperemos que Alan García o Velásquez Quesquén nos asalten a mano armada para luchar por una causa justa. El momento es ahora, recapacitemos sobre nuestros actos y alcancemos el bien común.