Te amo.
Así nunca te haya visto.
Mujer imaginaria, pequeña y difusa.
Gustas de las películas de Cronenberg. Citas a Woody Allen con frecuencia. Bailas cumbia villera y lloras con Édith Piaf.
¿Quién te comprende? Yo no lo hago.
Desistí de intentarlo al besar esos labios de hiel. Tu olor de azufre.
Cuerpos unidos en maldita oración.
Eres imposible. Y por eso te adoro.
Gustas del chocolate. Odias lo salado.
Mueres por llamar mi atención.
Aunque tu vida sepa de dramas. Te parecen patéticas las telenovelas.
Prefieres comer grasa antes que lo saludable. Nunca engordas.
Todo lo tuyo está en el lugar indicado.
Por eso te amo. Así odies mis escritos.
Y prefieras a Borges antes que Cortázar.
Yo no te juzgo. Desistí de hacerlo. Esa noche que tu alma invadí.
Aparece. Sonríe.
Déjate llevar por la vida acelerada. Yo sabré ponerle freno.
Si tú vienes conmigo.
No me importa el infierno. Tampoco Dios.
Sólo el armagedón sexual entre nosotros dos.
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