A la luz de la hoguera


No intentemos el camino personal para conseguir lo que en verdad queremos. El error en todo este problema de cómo y cuándo cambiará todo lo que pasa a nuestro alrededor se encuentra en todos. Somos un gran y único ser que camina lento y cabizbajo. ¿No son los obstáculos personales una gran barrera para el progreso de todos? No puedo garantizar el hecho de conformar un sólo frente. Muchos son los estudiosos que se han dado cuenta del poder de segregación e individualismo del posmodernismo.

Al parecer los seres humanos ya no queremos pertenecer a un sólo grupo, buscamos un poco de todo y estar en distintas cosas a la vez. Claro que no inmersos del todo en ninguna de todas las opciones, tan sólo disfrutamos del beneficio que podemos conseguir de éstas hasta que se vayan en picada. Si queremos entender la gran imagen sólo tenemos que mirar la transición entre moda y moda. Nos llevaremos la sorpresa de que ahora manejamos nuestra vida bajo la misma construcción.

Lo que planteo, damas y caballeros, niños y niñas de todo el maldito mundo, es conformar el frente más psicodélico y polifacético de toda la historia contemporánea. ¿Por qué combatir al sistema con una desgastada ideología? Si podemos tener éxito aprovechando lo mejor de cada grupo social y cultural. Es un hecho de que la victoria no está asegura y que, de llevarse a cabo el éxito, tan sólo lleguemos al poder para establecer un régimen igual de catastrófico y dictatorial que el de ahora. Para asegurar una victoria debemos trabajar desde las sombras, alimentando a Babilonia, la gran ramera, con nuestras ideas. Poco a poco el sistema se debilitará pues tendrá que adoptar una nueva cosmovisión. Ningún grupo ideológico que se respete quiere ser recordado como la segunda venida Sandinista, desde que tomaron el poder, queda claro.

Seamos entonces el gran hermano de las sombras. Aquel bravo y servicial combatiente que rehuye a la pose y al flash de las cámaras. Nuestro variopinto proyecto tiene que ser silencioso, como la obra de Dios. Es hora de enarbolar las viejas banderas de la moral y las buenas costumbres, sin llegar a ser una santa inquisición. El ser humano parece haberse deshumanizado, como lo diriá Joe Strummer en su momento. Tenemos que ver de nuevo la luz y recuperar el sendero del verdadero progreso y la hermandad.

El futuro no está escrito