Veni, Vidi, Vici

Belleza sin ataduras,
impura carne de amor,
lujuria en tu locura
placer en mi crucifixión

La pequeña muerte
querías conocer, dijiste,
tus rosadas aureolas
apuntaban al cielo azul

Entonces sonreíste,
virginal cortesana,
al verme envuelto
en el manto del extravío

Placer sempiterno,
amor efímero y nuestro,
el que se va con las olas
del frío atardecer

Y desapareciste, mujer,
dejando lo visceral,
por el deleite lozano
de un añejo querer