Sinfonía Inconclusa


De pequeño fui inculcado a dos actividades que, a la larga, terminaron gustándome. Una es la lectura. La segunda es mi afición a la música clásica.

Todo empezó desde el vientre materno, escuchando a Wolfgang Amadeus Mozart. Ya al ser un pequeño de 4 o 5 años escuchaba radio Filarmonía. Poco o casi nada era lo que sabía sobre las grandes composiciones, yo sólo me limitaba a escuchar las bellas y continuas notas. Todo ello hasta llegar a la calma y el reposo, echado en el suelo de la sala.

Ahora, a casi ya 20 años, me pongo a pensar en todo este tiempo que ha pasado. Ya no escucho radio Filarmonía pues tengo el Emule, programa con el que bajo música de la más diversa. Incluída la clásica. Compositores como Mozart, Beethoven, Chopin, Vivaldi, Verdi, Paganini, Listz y Wagner conforman mi vasta colección musical.

Es increíble cómo algunas costumbres infantiles nos definen. Y es que de niños somos como pequeños pedazos de plastilina. Figuras deformes que van adquiriendo belleza y armonía con el paso del tiempo.