Sírvame otra copa de Bourbon, dije al cantinero, mientras rememoraba el hecho de haberte llorado como un niño aquella vez (una de las tantas, cuando escogí lágrimas antes que decir palabra alguna). No sabes lo difícil que es para mi hablarte cuando siento un nudo en la garganta, me asfixio y entro en estado de ansiedad al no poder comportarme "como el hombre que eres Iván, porque los machos no lloran", pues yo lloro y lo admito, soy un idiota que aún cree en lo sentimental.
Dicho esto, te dejo un poema que bien pudo estar en una servilleta o escrito en fino papel bañado en oro, mas con el mismo sentimiento que emiten los dedos de este campechano pero bien educado joven comunicador
al contrastarlo con tus colores,
siendo un mimo, una y otra vez,
te dibujé en el aire, recordándote
No me culpes por ser silencio, nena
tampoco por amarte sin final,
porque andaría de bar en bar
tratando de olvidar inútilmente
Dejaría todo por ti, mi cruento futuro
una vida de pastillas para el dolor,
locura breve con frío sudor,
en la cuchara ansiosa de heroína
Todo quedaría atrás, si eres mía
matarías con tus besos mi soledad
la locura de acabar poco a poco
con mi vida tan triste y baldía
Con frenesí te amo y te amaré,
una y otra vez, sin impedimentos
eres mi calma y tranquilidad,
aquella felicidad que creí perdida
La amo, señorita Llaque, y sé que, a pesar de todos los impedimentos, nunca nos daremos por vencidos para lograr estar juntos.
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