Para Los Amigos Caídos

"Prefiero a mis amigos antes que a mi familia, porque a mis amigos los elijo, a mi familia, no" 

Solía pensar así en mi adolescencia, cuando pasaba mucho tiempo en la calle, tomando y viviendo como si fuera el último día. La vida no era tan complicada entonces, tampoco el hacer amistades. Tiempos aquellos, cuando compartir un vaso de licor lo significaba todo.

Han pasado casi diez años desde esas salidas. Mi tiempo libre se ha hecho breve, así como el número de amigos que aún continúan a mi lado. 

Hay tanto cabrón suelto por Lima, que uno debe ir con chaleco antibalas para no ser herido de muerte. He sido acusado de todo: rompí relaciones, separé amistades de toda la vida, llevé a la perdición a inocentes jovencitas, etc. Si bien no puedo decir que todo eso es mentira, tengo derecho a la defensa del poco honor que me queda.

Pensé que conocía bien a estas personas, tú sabes, los abrazas cuando estás ebrio y ríes de sus chistes. Les enseñas a manejar. Ayudas a conseguirles flaca o una chica con la que pasar el rato. Pones el trago cuando están angustiados. Los invitas a tu casa para ver películas, escuchar música. Inviertes algo de tu tiempo en ellos.

Son los amigos que perdí. Aquel triste muchacho que amenazó con pegarme si le contaba a su enamorada cómo trampeaba con mi mejor amiga. (Sí, el fanático de las camisas anchas y poco sentido de la moda). O el fanático del pato Donald, sí aquel que te escupe al hablar, el infeliz que me negó festejar su cumpleaños sólo porque iba a ir mi ex. O los que me escriben sólo para conseguirles trabajo. 

A todos los amo. El presente no se vería tan glorioso sin ustedes, pues hacen de este mundo un lugar ideal. Se siente rico respirar sin oler a azufre. 

Sigan mandándose flores por Facebook, tocando para los cinco gatos que los siguen. En fin, continúen con sus actividades sin sentido. Me divierten tanto como ver a un mono con metralleta.

Have a nice day