¿El precio de tanto pecado está entre nosotros? Es lo que podría decir cualquier grupo fundamentalista religioso. Pero esa no es la explicación a tanto problema, al menos desde un punto racional y reflexivo.
La verdad es que estamos pagando los "platos rotos" del capitalismo. Se dice que el virus A/H1N1 pudo haberse originado por el gran número de cerdos y pollos criados en espacios muy reducidos. Es en esta clase de lugares donde evolucionan diferentes tipos de cepas de virus. Si a lo mencionado le agregamos la poca higiene de la mayoría de granjas o chiqueros y el contacto directo de sus trabajadores con los animales, tenemos una bomba de tiempo. La emergencia ya parece haberse dado y no hemos medido las consecuencias.
Es comprensible que siempre se busque ahorrar costos para ganar más dinero. Los empresarios siempre buscarán seguir esta especie de mandamiento del sistema imperial. Es aquí donde el sistema gubernamental debería entrar en control, imponiendo leyes para garantizar una saludable crianza de animales. La cual no sólo beneficiaría a los empresarios -garantizándoles una mejor reputación con sus consumidores- sino también a los trabajadores de sus granjas -ya que ellos son los primeros en contraer peligrosas enfermedades.
Es todo por hoy
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